lunes, 31 de diciembre de 2007

MOISÉS HURTADO según TOMÁS ANDREU

Tomás Andreu

Diari Sport

Moisés Hurtado es un tipo singular y atípico dentro de lo que podríamos denominar un vestuario profesional en el mundo del fútbol. Singular porque pocos canteranos tienen la oportunidad de debutar en Primera División con 21 años, verse relegados a la dura vida de los cedidos en Segunda A y, cuando muy pocos se lo podían imaginar, a los 26 años, erigirse en uno de los pilares indiscutibles de un equipo que se marca el reto de jugar en Europa. Y atípico por su personalidad y forma de ser. Respaldado por su amplia formación -por desgracia, pocos jugadores quieren o pueden cursar estudios superiores- ha logrado hacerse un hueco muy especial en la plantilla. No luce capitanía ni pasa por ser uno de los futbolistas catalogados como mediáticos, pero su voz tiene peso dentro y fuera del vestuario.

Y eso no es nada fácil.

El por qué de este pequeño contrasentido es, a mi juicio, una de las claves que definen a Moisés. Basta con escuchar o leer algunas declaraciones del futbolista de Badía del Vallès para comprender que está fuera de lo que es el círculo normal y rutinario. Poco más o menos como los grupos de música que le apasionan. Su capacidad para ejercer la autocrítica o su posicionamiento público en cuestiones delicadas, allá donde otros se esconden o escudan en los tópicos habituales, le otorga un aire especial.

Y sus compañeros, prensa y cada vez más el españolismo en general, lo saben y lo valoran de forma muy positiva. Sus años le ha costado hasta dar con un entrenador como Ernesto Valverde que le ha otorgado toda la confianza y más para consolidarse en un equipo ganador. Moisés ya ha entrado en ese exclusivo grupo de los privilegiados que en lugar de estar obsesionado por si está o no dentro del once inicial, sólo debe preocuparse en explotar al máximo sus virtudes -fortaleza física, posicionamiento táctico y una excelente lectura de juego- y en mejorar algunas de sus carencias.

Desde su entorno más cercano se le recrimina que no dé un paso más al frente y públicamente haga valer los galones que ostenta en la intimidad. Una pequeña crítica que, por otra parte, a él no le preocupa lo más mínimo.

El Espanyol puede presumir de haber encontrado en casa lo que muchos clubs buscan fuera. Nada como un jugador formado en la cantera, que acapara metros en el centro del campo, que guarda una sintonía perfecta con el técnico y que sigue creciendo en su juego con el paso de los años.

Ante todo pido disculpas por la autocita pero me remito a un texto que publiqué el 6 de diciembre del 2006. Ese día aseguré que Luis García estaba a un paso de entrar en la convocatoria de Luis Aragonés y que Moisés Hurtado iba ganando enteros y ya había llamado la atención del seleccionador.
Algunos se rieron, pero con el paso del tiempo... Luis García va camino de la Eurocopa y Moisés ya nadie puede discutir que es el mediocentro de referencia de un Espanyol inmerso entre la elite del fútbol español.

El camino es muy largo y tortuoso, pero Moisés parte con la experiencia de todos aquellos que se han formado a si mismos y nadie les ha regalado nada. Eso forja carácter y algunos como él lo han aprovechado para hacerse un hueco entre los mejores. Toda una lección para aquellos que vienen por detrás y buscan espejos y referencias donde mirarse. Los cracks están ahí, es lógico y normal que acaparen el centro de atención, pero más allá tambén existe el fútbol. Y con mayúsculas. Y es ahí donde los jugadores como Moisés Hurtado marcan diferencias para bien. Hoy forma parte fundamental de un presente dorado para el Espanyol pero su ejemplo puede ser vital para el futuro.



Tomás Andreu